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Colectivo Kubeo Cubay Jëjënava

Mitú, Vaupés. 2005

Diana López, Ingrid López, María Uribe, Emilia Maya, Cipriano López, José López, Judith Ortiz, Sandra González, Efraín Uribe

El grupo Cubay Jëjënava nace en 2005 de una iniciativa comunitaria, en la que la anciana Judith Ortiz enseñó a las más jóvenes las técnicas del barro que habían sido olvidadas. Ella recordaba la tradición de las mujeres con el barro dentro del pueblo cubeo.

Con el barro se elaboran las ollas y las tinajas para preparar alimentos, servir, compartir y preparar el casabe. Es una práctica que se ha transmitido de madres a hijas, que incluye desde recoger el barro del río, prepararlo, moldearlo y cocinarlo en el fogón. Desde entonces, los conocimientos del barro se han expandido junto con los conocimientos de la cultura, que ahora buscan preservar y compartir a través de sus creaciones.

Hoy el colectivo está conformado por dos familias entre las que se encuentran las dos ancianas, sabias conocedoras de la técnica, y el payé que es el hermano mayor de la familia y médico tradicional de la comunidad. Pertenecen a la comunidad cubay, que está conformada por familias indígenas de la etnia cubeo del Vaupés. Los cubay son parte de los doce clanes de los cubeo, se constituyen y asientan desde el año 2000 en las inmediaciones del río Vaupés, frente a la ciudad de Mitú.

Las mujeres y los hombres del grupo Cubay Jëjënava han complementado el trabajo artesanal con procesos encaminados a la organización de la comunidad y a la recuperación y enseñanza de los saberes propios.

Tinaja boricacuyavicare jejenacu

Registro fotográfico: Pablo Rincón Díaz

Ficha técnica

TINAJA BORICACUYAVICARE JEJENACU

Escultura en barro

1.20 m de alto x 0.80 m

2022

 

Sobre la obra

Tinaja boricacuyavicare jejenacu

Los Borikaku Yavikarejejenava surgieron en Iparari, Santa Cruz de Warakapuri, en el Vaupés. Allí habitaban sus abuelos Irajejenako y su hermana Yiredo.

Un día Irajejenako, cansado de la soledad, ordenó a su hermana Yiredo abrir la puerta del nacimiento del pueblo cubeo. Por esa puerta salieron los borikaku yavikarejejenava, quienes nacieron como güíos del agua. Al salir, se desplazaron a la piedra Chichicuruiva a secarse y así dejar su cuerpo animal y convertirse en seres humanos. Luego fueron llevados a un precipicio de piedras llamado Jenatorobe, y allí Irajejenako dio oficialmente al Clan de Borikaku Yavikarejejenava su hogar en Iparari, su casa ancestral.

En Iparari, la abuela Yiredo dio uso al excremento del güío – anaconda: el barro azul. Y desde su conocimiento elaboró las primeras tinajas para depositar chicha, la que Yiredo ofrecería en los rituales “yagé”. En la reunión, todos los hombres del clan beberían yagé sentados en una bada ñaca, el banco danzador. Así recibirían la simbología, la danza y el rezo para transmitirlos de generación en generación.

La obra de los Cubeo Cubay Jëjënava está dedicada a su abuela Yiredo, cuidadora de su río, y progenitora de su clan. La tinaja es llamada “Tinaja Lloro” y es símbolo de la mujer indígena del clan Jëjënava. Está elaborada en barro azul, excremento de la anaconda, que consiguen en los caños del río Vaupés, a un día de distancia de su hogar.

Elaborada la tinaja, se utiliza en los intercambios de las danzas tradicionales. En la maloka entregan frutos silvestres como huasaí, ibapichuna o mirití, entre otros, que, junto con la chicha, ocupan cada recipiente. Con la guía del payé, quien toma yagé para recibir el mensaje de los ancestros, organizan sus labores y conocen las simbologías que debe llevar la tinaja, según el uso dentro del ritual. El payé también brinda protección a la tinaja, que está cargada del espíritu del güío progenitor. La obra de los Cubeo Cubay Jëjënava es un ritual de cuidado, de clan, de familia, de tierra, de río y de hogar.